24 julio: camino del litoral


Hoy toca madrugar. Desayuno a las 6:15, con las maletas ya preparadas en el pasillo. A las 7 se cargan las maletas en el coche de apoyo, aspirantes y cooperantes en el bus y los padres Josep María y Emilio en otro coche.

Partimos para recoger a nuestros guías Jules y Monok, y a nuestro querido traductor-animador Jeremías. Una parada en el camino para comprar comida para los monos que vamos a ver, durante la cual aspirantes y cooperantes aprovechamos para comer almendras, nueces, piña y cacahuetes garrapiñados(Gracias Valentín!!!).
Segunda parada obligada. El coche de los padres tiene algún problema mecánico y tenemos una clásica aventura africana: Hay que remolcarlo con el bus. 20 km de trayecto indescriptibles...hay que vivirlo, lo siento, quien quiera que venga y lo disfrute.



Una vez “solucionado” el problema con el coche, reubicamos maletas y pasajeros y continuamos con el autobús y el coche de apoyo rumbo al lago de Ossa. Llegamos al club de Ossa previa parada y foto de rigor en la prefectura. Comemos en el club con unas vistas impresionantes del lago y partimos hacia el Santuario de María Reina de los Apóstoles de Mariamberg.


Tras una hora de camino entre interminables palmerales y plantaciones de caucho, llegamos al Santuario, nos explican un poco su historia y lo que se pretende que sea, rezamos y nos dirigimos andando hacia la embarcación que nos llevará a la Isla de Pongo.


Nos llevan en tres turnos hacia la zona de los chimpancés más jóvenes, los bebés. Allí les damos cacahuetes, los tocamos, los cogemos o se nos suben, hacemos multitud de fotos.



Al acercarnos a una enorme jaula en la que hay una familia de chimpancés, uno de ellos le quita la gorra a Edmond, se la ponen, juegan con ella. Engañan a Ana ofreciéndole la gorra, pero cuando se acercan le agarran el brazo. Nada, un cuidador está rápido al quite y no pasa nada. Al final, uno de los chimpancés termina tumbado en una hamaca con la gorra puesta.


De vuelta con la embarcación paramos un momento en una isla donde hay chimpancés más grandes para lanzarles fruta, sin desembarcar. En el camino de vuelta, ya de noche, nos encontramos una barrera con candado. Hay dos opciones:

1.- Llamar a la policía y que venga a abrir.
2.- Intentar pasar el bus por un hueco junto a la barrera esquivando después un camión…

Impresionante el chófer. Sólo faltaba una marcha de semana santa(Es lo que tiene que un sevillano escriba esta crónica). Tras esta demostración y 4 horas de camino, llegada al hotel, cena, ducha (caliente!!!!) y a la cama.

Mañana más.

Tony (cooperante).

¡Ya está todo listo!